Barranquilla es una ciudad transcultural, lo cual la ha llevado a adoptar diferentes símbolos culturales externos, por lo que se cuestiona e investiga cuáles son las representaciones que se consideran propios en este territorio. Hay una historia en particular que llama la atención de turistas y locales, la leyenda del hombre caimán la historia afirma que el Hombre Caimán decide irse pa’ la Barranquilla por el Rio Magdalena y quedarse allí.
Desde entonces esta ciudad lo adoptó como un símbolo y lo transformó más allá de la historia, debido a que se toma a este personaje como la imagen e inspiración de un importante proyecto gastronómico cerca del Rio Magdalena llamado el Caimán del Río. Este lugar recibe gran acogida por parte de los ciudadanos hasta el punto de sentirse identificados con esto. La apropiación es tan grande que no sólo se establece un vínculo entre la leyenda y la economía, sino que también se logra establecer una relación del barranquillero y el anfibio.
La semióloga Adelaida Guerrero, afirma que el Caimán y el Hombre Barranquillero, se relacionan en la esencia del ser Anfibio, por esa conexión entre la tierra y el mar. El caimán necesita el agua porque es su habitad natural y para el hombre Barranquillero representa la llegada del inmigrante, un mirada hacia el futuro y pasado de la ciudad, e incluso es uno de los principales fuentes de economía. También se habla de la autenticidad de ambos, nuestra visión frente al caribe colombiano, El barranquillero tiene la capacidad de moverse a cualquier espacio al igual que el caimán. Somos paralelamente direccionales, en cuando a forma y cultura se refiere. El Barranquillero cuenta con el caimán para representar esas mutaciones del hombre Barranquillero. Esto ejemplificado en el Caimán del río como un gran exponente de la Niña soco “que representa a la vendedora informar”, el caimán carretillero, el caimán con alas de mariposa amarilla. Es una analogía de la capacidad que tiene el hombre de adaptarse a varios escenarios en su vida.